Luz y Norte embarca al público de Medina en la ‘Historia de un marino’.
El trío de música antigua interpreta hoy obras del XVII de ambos lados del océano Atlántico.
Su formación fue clásica pero se han ‘pasado’ a la música antigua.
Hace dos años y medio Celia Álvarez Dotres, a la viola da gamba, Sara Águeda, con sus arpas de dos órdenes, y el tenor Víctor Sordo fundaron Luz y Norte, el trío que sube hoy al escenario del auditorio municipal de Medina del Campo.
La Semana de Música propone un programa en el quicio del Renacimiento y el Barroco.
«Tenemos dos instrumentos del Siglo de Oro español, la viola da gamba, que es una aportación española, y el arpa de dos ordenes.
Juntos permiten una combinación muy especial que sirve para los tonos teatrales y para el repertorio eclesiástico.
Los dos y la voz forman una agrupación mini que funciona muy bien para esta música», explica Sara Águeda, la arpista que explica la esencia de la versión antigua de su instrumento.
«El arpa de dos órdenes se diferencia de la moderna en que es cromática, tiene cuerdas cruzadas, es decir por un lado las teclas blanca de piano (doce notas naturales) y se entremeten las cuerdas negras (las alteraciones).
Es como un piano cromático en vertical. El arpa moderna es cromática gracias a los pedales, ausentes en la antigua».
La libertad de la antigua
La cubana Celia Álvarez toca indistintamente la viola da gamba y el chelo barroco.
Por su parte, Víctor Sordo es «un cantante muy versátil, especializado en antigua que canta mucho con Jordi Savall», dice su compañera. Y lo que van a hacer juntos es un programa titulado ‘Historia de un marino’.
Nos inventamos una expedición del típico explorador español del XVII que se va a hacer las ‘américas’, allí le suceden cosas y termina volviendo a la Península.
Ese viaje tiene sus canciones y sus músicas.
Por un lado se mezcla en sonido renacentistas, textos sobre el mar, cantos aborígenes de las nuevas tierras en sus lenguas.
Y el regreso a la España ya barroca.
Sobre todo ello planea la nostalgia del viajero.
Reconoce Sara que además de las libertades que permiten las partituras antiguas, lo que les engancha es la labor musicológica.
«Es una de las premisas de todos aquellos que nos dedicamos a esta música, el hecho de tener que buscar.
La música históricamente documentada exige esa labor de indagación, de contacto con las fuentes originales y con los profesionales musicólogos que se dedican a ello».
Solo llevan dos años y medio pero ya saben que «hay repertorio suficiente.
No tanto para nuestra formación sino porque en la antigua se escribía la música sin determinar para qué instrumento, sin imponer qué tiene que tocar cada cual.
En ningún momento te especifica que el bajo continuo deba ser el arpa o el órgano, eso nos permite un margen muy amplio.
Por eso no estamos cerrados a hacer música con más intérpretes, a abordar programas más grandes, para ir abriendo nuestro campo».
Forjados en instrumentos y repertorios clásicos, han vuelto la mirada a la antigua porque «tiene algo que atrapa.
Quizá sea lo de buscar una sonoridad nueva, es una composición más creativa, con más posibilidades para el intérprete.
La partitura clásica es más encorsetada.
Personalmente eso es lo que me atrajo, es como si te diera la posibilidad de crear, de formar parte del proceso y tomar muchas más decisiones sobre el qué y el cómo interpretar».
En febrero saldrá el primer disco de Luz y Norte con música en torno a la figura de Cervantes.
Sara Águeda también está preparando un disco en solitario sobre ‘Un viaje a Nápoles’, «una fantasía histórica desde España hacia Italia, en la que músicos napolitanos y españoles mezclan sus composiciones».
Antes del concierto, los componentes de Luz y Norte ofrecerán una conferencia sobre el programa que interpretarán.
Será a las 18:00 horas, en el Museo de las Ferias.