No es Jordi Savall (Igualada, Barcelona, 1941) músico de temperamento imprevisible, sino más bien al contrario, respira paz y serenidad dentro y fuera del escenario y ante cualquier conflicto, prefiere el diálogo sereno al estallido pasional. Por eso ha causado mayor impacto su decisión, comunicada este jueves, de no aceptar el Premio Nacional de Música, en la modalidad de interpretación, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y dotado con 30.000 euros. La profunda indignación por la política cultural del ministerio dirigido por José Ignacio Wert ha pesado más que “la alegría por un tardío reconocimiento a más de 40 años de dedicación apasionada a la difusión de la música como fuerza y lenguaje de civilización y convivencia”.
El famoso violagambista, director y compositor catalán, que ha obtenido las más altas distinciones en Francia, Alemania, Austria y otros países por su dedicación a la música antigua, y que hace sólo dos semanas fue distinguido con la Medalla de Oro del Parlamento de Cataluña, hizo pública su decisión en una carta abierta que difundió tras haber comunicado su decisión por la mañana al secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. Dice Savall en la misiva que agradece el premio, pero que no puede aceptarlo para «no traicionar sus principios y sus convicciones más íntimas», puesto que la distinción procede de la principal institución del Estado responsable del «dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y la promoción del arte y de sus creadores».
Le duele especialmente a Savall el pobre apoyo a la recuperación y difusión del patrimonio musical hispánico milenario, riquísimo repertorio al que lleva dedicado más de cuatro décadas; y no solo considera «insuficientes» los esfuerzos y las inversiones que el Gobierno destina al mundo de las artes y la cultura en general y, en particular, a la música. Acusa al ministerio de “grave incompetencia en la promoción del arte y de sus creadores” y lo hace en una carta a José Ignacio Wert en la que reconoce que “en algunas contadas ocasiones he podido beneficiarme , a lo largo de 40 años de actividad, de alguna colaboración institucional”.
En su triple faceta de virtuoso de la viola de gamba, investigador y director de conjuntos con instrumentos de época como Hespèrion XXI y la Capella Reial de Catalunya –formaciones subvencionadas por la Generalitat de Catalunya- Savall ha emprendido proyectos concertísticos y editoriales ambiciosos, publicados en su propio sello discográfico, Alia Vox, que han contado con apoyo institucional, entre ellos los dedicados a los romances y músicas de Don Quijote de la Mancha, la aproximación a las músicas del tiempo de la reina Isabel I o la celebración del V Centenario del descubrimiento de América.
También reconoce en la misiva las “pequeñas ayudas” a giras internacionales, y las recientes invitaciones del Centro Nacional de Difusión de la Música, pero denuncia que, al igual que la inmensa mayoría de músicos y conjuntos del país, “he seguido adelante solo con mi esfuerzo personal sin contar jamás con una ayuda institucional estable a la producción y materialización de todos mis proyectos musicales”.
Buena parte de esa actividad incesante se ha centrado de forma regular en la recuperación, la difusión en conciertos y giras, y la grabación de la mejor música española de todos los tiempos, desde las Cantigas de Santa Maria de Alfonso X el Sabio y las tradiciones milenarias de las Sibilas a los maestros del Siglo de Oro –Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Vitoria- o el esplendor barroco.
Savall manifiesta su indignación por la falta de apoyo a los creadores y, eleva el tono de sus quejas: “No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del gobierno de España, erosionen impunemente el arduo trabajo de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que detentan el verdadero estandarte de la Cultura y que no merecen sin duda alguna el trato que padecen, pues son los verdaderos protagonistas de la identidad cultural de este país”.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha emitido un comunicado en el cual expresa su «respeto a la decisión”. Otro referente en la vida musical española, el compositor catalán Josep Soler, rechazó el año pasado la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Gobierno español, en señal de protesta contra la “nefasta política” del gobierno de Mariano Rajoy en materia cultural y educativa.
Fuente elPai.com
Pues me parece una decisión valiente y consecuente con su forma de pensar. No estoy del todo de acuerdo cuando dice que «en España no se ha trabajado para que la cultura estuviera presente en la vida de las personas y fuera accesible a todo el mundo». Yo tengo 45 años y he visto en concierto a Jordi al menos en cuatro ocasiones en mi localidad y en ciudades cercanas. Las veces que he querido no he tenido problemas en encontrar su música y adquirirla. Pienso que la persona que tiene interés en acceder a «la cultura» hoy día lo tiene fácil.
Es una pena que en este país todo lo politizamos.
Lo curioso es que no rechazó la Medalla de Oro del Parlamento de Cataluña, y estár presente y tocando en los actos de Mas.
Bueno,… seguiremos disfrutando de la MÚSICA , mientras nos dejen…
Si no quiere el premio, que no lo acepte, pero tampoco tendrá la compensación económica ligada a el, «que se lo den a otro, que posiblemente lo sepa agradecer más y le haga más falta».