Interesante programa de Música Antigua a la carta de RNE, dirigido y presentado por Sergio Pagán.
En el Renacimiento un buen número de misas, piezas instrumentales, para clave, órgano, vihuela o laud, o para conjunto instrumental, fueron construidas partiendo de modelos preexistentes, partiendo de himnos gregorianos, canciones, madrigales o motetes bien conocidos.
Y es que “en el principio fue el verbo”, es decir , “En el principio fue la palabra, fue la canción”.
A ello vamos a dedicar hoy nuestro tiempo, a esas canciones, a esas piezas vocales de todo tipo que generaron posteriormente abundante literatura instrumental o de otro género.
El canto llamado gregoriano es un tipo de canto llano (simple, monódico y con una música supeditada al texto) utilizado en la liturgia de la Iglesia Católica Romana, aunque en ocasiones es utilizado en un sentido amplio o incluso como sinónimo de canto llano.
El motete (del francés motet, y éste de mot: ‘palabra, mote’) es una composición polifónica nacida en el siglo XIII para tocar en las iglesias, de texto comúnmente bíblico. Hasta el siglo XVII seguía siendo una de las formas musicales más importantes de la música polifónica.
Nace en el siglo XII se expande como pieza vocal polifónica sin acompañamiento instrumental (a capella), con carácter dramático e imitativo.
El madrigal es una composición de tres a seis voces sobre un texto secular, a menudo en italiano.
Tuvo su máximo auge en el Renacimiento y primer Barroco.
Musicalmente reconoce orígenes en la frottola, con influencias de otras formas musicales como el motete y la chanson francesa de la música renacentista.
Generalmente el nombre se asocia al Madrigal de fines del siglo XII y principios del siglo XIV en Italia, compuestos en su mayoría para voces a capella, y en algunos casos con instrumentos doblando las partes vocales.
El madrigal fue la forma musical secular más importante de su tiempo.
Floreció especialmente en la segunda mitad del Siglo XVI, perdiendo su importancia alrededor de la tercera década del Siglo XVII, cuando se desvanece a través del crecimiento de nuevas formas seculares como la ópera, y se mezcla con la cantata y el diálogo.