Monteverdi y Gesualdo
Vandalia
Si hay dos nombres que sobresalen en la transición de la música vocal entre el Renacimiento y el Barroco son los de Claudio Monteverdi y Carlo Gesualdo. Las creaciones de ambos encarnan el fin de una época y el comienzo de un canon estilístico nuevo, especialmente, en lo tocante al madrigal, género que cultivaron profusamente. Precisamente, se trata de un tipo de composición puramente renacentista que desaparece al llegar el siglo XVII, de forma que, en palabras del musicólogo Manfred Bukofzer, solamente pertenecen a la historia de la música barroca la creación tardía de Luca Marenzio y las obras de Gesualdo y Monteverdi.
Precisamente, es la obra de estos dos compositores la que protagoniza el nuevo disco del quinteto vocal Vandalia, quienes, tras una incursión en los tonos humanos castellanos en su anterior lanzamiento dedicado al Cancionero de Sablonara, han orientado en este caso sus voces hacia los sones del primer Barroco italiano. El conjunto está formado por la soprano Rocío de Frutos, Gabriel Díaz (alto), Jorge Enrique García (alto), Víctor Sordo (tenor) y Javier Cuevas (bajo).
Las piezas elegidas son madrigales a cinco voces, que, en el caso de Claudio Monteverdi, proceden de su sexto libro de madrigales, y en el de Gesualdo, de su tercer volumen dedicado a este tipo de composición. Nace en Italia en la primera mitad del siglo XVI como un abanico de géneros de música vocal, más que como un género en sí, cuyo rasgo esencial es la polifonía con armonía contrapuntística, en la que las distintas voces parecen entretejerse creando un complejo efecto sonoro basado en la superposición de las distintas capas de sonido. La densa textura de la música oculta las palabras del texto cantado, algo a lo que se opondrán los primeros teóricos italianos del Barroco -la autodenominada Camerata Florentina-, y el propio Monteverdi.
De la obra de Monteverdi, los miembros de Vandalia han elegido piezas procedentes de su sexto libro de madrigales de 1614, en concreto, las que componen el Lamento d’Arianna Lasciatemi morire, con textos del poeta y libretista de ópera Ottavio Rinuccini, y las que integran Sestina (Lacrime d’Amante) Incenerite spoglie, sobre poemas de Scipione Agnelli. A través de los ocho libros de madrigales del compositor de Cremona se puede observar la evolución del madrigal, desde lo que él denominó prima pratica, es decir, la polifonía clásica renacentista, hasta la seconda pratica, que es como definía la nueva aproximación estética a la música que trajo consigo el Barroco, que tendía a desarbolar las complejas estructuras vocales contrapuntísticas para traer a un primer plano la palabra -la poesía-, que a partir de ahora concentra el protagonismo en el plano de la composición. El cambio estilístico se inicia en su quinto libro de madrigales, mientras que el que nos ocupa está considerado como de transición entre ambos planteamientos.
Por su parte, Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, ha pasado a la historia principalmente por su perfil de asesino y por su psique atormentada, que siempre ha despertado el interés de numerosos psicólogos y psiquiatras, y, solamente cuando su obra es reivindicada por el mismísimo Stravinsky en el siglo XX, empieza a juzgársele como un notable compositor. Como carnicero, Gesualdo tiene en su haber el haber masacrado en 1590 a su primera mujer, al amante de ésta y a su hijo, cuya paternidad ponía en duda. Como compositor, entre otras obras, es el autor de cinco libros de madrigales, publicados entre 1594 y 1611, a los que se suma un sexto que aparece en 1626, años después de su muerte. El disco de Vandalia incluye cuatro piezas a cinco voces pertenecientes al tercero.
Carlo Gesualdo componía sus madrigales en torno a textos hiperbreves, casi sentencias o aforismos. Son letras de marcado espíritu masoquista que enfrentan el amor, el dolor y la muerte, y que incurren en un tenebrismo reflejo de la mente del noble músico. Véase, a modo de ejemplo, el texto de Gia piansi nel dolore, incluido en este CD:
Ya lloré de dolor;
Ahora mi corazón se regocija
Porque mi amor dice:
«También estoy ardiendo por ti.»
De ahí que huyan los problemas y las tristes lágrimas
Ahora cámbiate a una canción dulce y feliz.
Al igual que Monteverdi, Gesualdo lleva este género más allá de sus límites formales heredados del Renacimiento, desde los primeros dos libros de 1594 hasta los más experimentales, el quinto y el sexto. Su inspiración procedía en gran medida de la corte de Ferrara, donde estuvo con su segunda esposa Eleonora d’Este entre 1594 y 1596, y donde conoció al organista y compositor Luzzasco Luzzaschi de quien aprendió sobre el cromatismo.
Los madrigales de Monteverdi y Gesualdo nos presentan toda su compleja belleza a través de la interpretación que realiza Vandalia, convirtiéndose este disco en un verdadero deleite para el oído.