Será hasta el 27 de octubre cuando finalice el Décimocuarto Festival de Música Antigua, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán.
Melodías que permanecieron dormidas por más de 200 años, se volvieron a escuchar tan vivas como en los salones de baile del México Virreinal, al inicio del Décimocuarto Festival de Música Antigua, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán.
El encuentro inició este sábado y proseguirá hasta el 27 de octubre, con un programa de piezas que están registradas en el Manuscrito de Chalco (MS Eleanor Hague Manuscript Collections, 1772) que guarda entre sus páginas parte del esplendor musical de la segunda mitad del siglo XVIII, que se vivió en escuelas, tertulias y salones de baile de la Ciudad de México y sus alrededores, comentó el asesor del encuentro, Manuel Mejía Armijo.
El Festival permitirá interpretar parte del manuscrito que permaneció mudo por más de 200 años. «Nosotros lo traeremos al presente y la mejor manera de hacerlo es con el sonido de los instrumentos que existían en aquel tiempo. De esa manera nos sentiremos más cercanos a esa época», indicó.
El documento que actualmente se encuentra en la Biblioteca del Southwest Museum, de Los Ángeles, Braun Research Library, en Estados Unidos, fue obtenido a mediados del siglo XX por la musicóloga norteamericana EleanorHague, en una de las visitas que hizo al centro de nuestro país.
Es una de las pocas fuentes de música instrumental profana que se conoce del periodo virreinal mexicano; está conformado por danzas, contradanzas, minuetos y vinuetes interpretados de manera doméstica en reuniones y bailes de salón.
El Manuscrito de Chalco es un pequeño cuadernillo de 300 folios con encuadernación elegante, buena caligrafía, que en algún momento perteneció a José María García, según documenta su ex libris.
Mejía supone que fue el propio García -vecino de Chalco- quien recopiló la colección de melodías, porque son dos manuscritos que están cosidos.
A mediados del siglo XVIII, el puerto de Chalco era una zona rica, de mucha producción, según señalan los historiadores; había 74 haciendas de maíz y leche y en sus tiempos libres la sociedad se reunía en tertulias y salones para bailar.
«Las danzas, más que ser exclusivas de una clase acomodada, eran un signo de prestigio -comentó Mejía Armijo-, porque la persona que hacía una fiesta alcanzaba reconocimiento social. Además, para acudir a esas reuniones se debía aprender a bailar con maestro. Los sectores menos favorecidos hacían un sacrificio para aprender, pues esta actividad les daba la posibilidad de acceder a una clase social más alta».
Durante la época virreinal, estos eventos fueron blanco de la censura, porque se danzaba en pareja y eran vistos con algo de escándalo por ciertas autoridades y por la Iglesia.
«En el siglo XVIII había una relación entre la tierra caliente y Chalco, porque era la vía por donde entraban los productos a la Ciudad de México», refirió Manuel Mejía, quien agregó que algunas de las piezas que contiene este documento se conservan en los vinueteros de música tradicional de la Huasteca y de la Sierra Gorda de Querétaro.
El especialista añadió que el manuscrito es prácticamente inédito, pero una buena cantidad de melodías tienen correspondencia con danzas de la época y anteriores en Europa, México y Sudamérica.
Por ejemplo, hay una pieza que se llama «El chip», y corresponde a una danza inglesa cuyo título es «The sheep», en referencia a la oveja. Otras tienen relación con libros de guitarra y violín, otras más con música de Bolivia, España, Inglaterra, Francia, incluso con documentos mexicanos. Es un texto pluricultural de danzas de origen cortesano europeo.
Añadió que el mérito que tendrá el Festival de Música Antigua es poner en el escenario la riqueza del manuscrito a través de ocho conciertos, que mostrarán la calidad de los grupos mexicanos actuales en sus propuestas interpretativas.
El texto se abordará desde distintos ángulos, agregó Mejía.
En este sentido, la agrupación «Tonos Humanos» interpretará el material vocal que se tocaba en las tertulias, mientras que el acordeonista Antonio Barberena ejecutará las danzas más populares durante el reinado español.
El versador Lupe Reyes y «Los Reyes de El Refugio», así como «Los Vinueteros de Tampemol», grupos tradicionales de la Huasteca, tocarán minuetos que han pasado de generación en generación y se siguen interpretando en poblaciones para las velaciones de difuntos pequeños.
«Son de Madera» interpretará algunas contradanzas y minuetos con el requinto jarocho, mientras que Bárbara Cerón deleitará al público con los acordes del arpa doble.
Por su parte, la Capilla Virreinal recreará la danza barroca y el Conjunto Típico Revoluciones pondrá el acento en las piezas más emparentadas con el estilo clásico, como los minuetos y las danzas, que son el antecedente de lo que hoy conocemos como jarabes. Finalmente, el grupo Segrel dará vida a un sarao, que era una fiesta elegante donde se tocaba, bailaba y versaba.
Además, como parte del Festival se realizará el Coloquio Escuelas y Tertulias de Danza en México en el siglo XVIII, con la participación de los especialistas en música José Antonio Robles, Maya Ramos y Manuel Mejía.
El Décimocuarto Festival de Música Antigua se realizará en el Templo de San Francisco Javier, Museo Nacional del Virreinato, hasta el 27 de octubre.
Los sábados el concierto será a las 18:00 horas y los domingos a las 13:00 horas en la Plaza Hidalgo 99, Barrio de San Marín, Tepotzotlán, Estado de México. La entrada es libre.
Fuente Milenio.com