Se presenta la Fundación Cultural CdM como consecución del trabajo de Capella de Ministrers en su 30 aniversario.

Uno de los objetivos de la Fundación Cultural CdM consiste en la dinamización cultural y académica del Monasterio de San Miguel de los Reyes a partir de actividades en sintonía con el contexto histórico que representa.

Aprovechando la exposición permanente sobre los instrumentos músicos de los ángeles de la Catedral de Valencia se presenta el Festival Renaixement que durante la primera quincena de julio muestra varios aspectos de la cultura de nuestro Siglo de Oro en un espacio privilegiado como es el Monasterio de San Miguel de los Reyes.

Jaume I daba a Guillem Aguillo en 1237 la alquería andalusí de Rascanya.

Esta alquería constituyó el núcleo original en que se levantaría el monasterio cisterciense de Santo Bernat de Rascanya, posterior monasterio jerónimo de San Miguel de los Reyes, fundado en el siglo XVI por Fernando de Aragón, duque de Calabria, sobre el antiguo monasterio medieval de la Orden del Císter.

Se trata de una importantísima obra del renacimiento valenciano que según algunos autores puede ser considerado como precedente del monasterio del Escorial, siendo cómo este, monasterio jerónimo, foco cultural e iglesia conmemorativa de la memoria de su fundador.

Un conjunto arquitectónico levantado según las nuevas directrices del Renacimiento y en el mismo participaron importantes arquitectos, maestros de obra y artistas de su tiempo.

Este monasterio es una obra excepcional del panorama artístico valenciano.

Lo fue su proyecto, que introdujo indagaciones que se venían elaborando principalmente en el ámbito cortesano, y también la obra construida, que cómo pasa a menudo es un cúmulo de experiencias que se añaden y sustituyen.

El resultado es fruto de la abadía de San Bernat de Rascanya, fundada por fray Arnaldo Saranyó en 1381, de la traza inicial de 1546 y de la suma otros parciales, que principalmente se adscriben a la época clasicista y fueron aportados por maestras de ascendencia francesa, así como para monjes y legos.

Después de su desamortización el edificio tuvo varios usos civiles, siendo durante muchos años una prisión.

Ocultos en lo alto del Altar Mayor de la Catedral de Valencia, doce ángeles músicos tocaban para sí mismos la música que no podía traspasar la bóveda barroca que los cubría, dejándolos en la oscuridad durante casi quinientos años.

Corría 1472, cuando el cardenal Rodrigo de Borgia, arzobispo de Valencia, fue enviado como legado del papa Sixto IV para obtener su colaboración en la cruzada contra el turco y resolver los defectos de forma del matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla.

En el cortejo que acompañaba el futuro pontífice Alejandro VI se encontraban dos pintores italianos: Paolo di San Leocadio y Francesco Pagano.

El 28 de julio de 1472, el cardenal, el cabildo y los mencionados pintores estipularon un contrato por valor de 3.000 ducados para la decoración de la capilla mayor de la Sede Metropolitana de Valencia con “azur y oro fino”.

Era pleno Siglo de Oro valenciano, puerta del Renacimiento, y Valencia actuaba como florón de la Corona de Aragón, situándose como capital cultural y económica, llegando a ser una de las ciudades más importantes de la Europa del siglo XV.

Veía así la luz este conjunto angélico, cada uno de ellos con un instrumento musical a las manos.

Todos ellos de singular belleza y con elementos que a primera vista mostraban detalles que valía la pena descifrar, estudiar y por supuesto, reconstruir.

Doce ángeles músicos que cantan y tocan, como ministriles, alrededor de la Asunción de Maria en el que sería el campo celestial de la tradición iconográfica medieval y renacentista.

Instrumentos de viento, de percusión, de cuerda pulsada y frotada procedentes de las tradiciones cristianas: las propias de la Península -las que ejercían influencias recíprocamente entre Italia y España- y las propias de las escuelas culturales de la tradición andalusí, conformando esta orquesta celestial un laúd, una arpa, una viola de mano, una viola de arco, una cítara, una dulcema, dos trompetas, una flauta doble, una chirimía, un órgano portativo y un aro de sonajas.

Combinando imaginación y realidad, mezclando tradición y modernidad, sintetizando elementos italianos y valencianos, los pintores consiguieron así un sorpresivo efecto de realismo absolutamente coherente con el ideal estético de su tiempo.

La primera manifestación pictórica de estilo renacentista de la Península.

Carles Magraner, director de Capella de Ministrers, coordinó en 2006 el proyecto de reconstrucción de los instrumentos de estos ángeles músicos con motivo de la restauración del conjunto pictórico.

Doce instrumentos realizados a cargo de luthiers internacionales especializados en cada una de las tipologías organológicas representadas en los frescos, y que actualmente son utilizados para la interpretación del Canto de Sibila valenciana.

Con la construcción de esta orquesta celestial los ángeles han vuelto a sonar de nuevo su “música angélica”, ángeles y serafines decorados con azul y oro, que de nuevo cantan y hacen sonar las músicas que se escucharían en el mismo espacio en que habitan desde hace más de quinientos años.

Esta exposición se realizó por el hallazgo en julio de 2004 de las pinturas renacentistas de la Capilla Mayor de la Catedral de Valencia.

No fue un hallazgo casual, puesto que se conocía su existencia, sino que fue el resultado de una investigación y estudio a través de la documentación conservada.

Con esta muestra se pretende la puesta en valor no solamente del esplendor de estas obras artísticas, sino de una época y del trabajo de recuperación, conservación y difusión de nuestro patrimonio.

FESTIVAL RENAIXEMENT

JUEVES 6 de julio – 20’15h
Mediterraneum
CAPELLA DE MINISTRERS
Carles Magraner, viella, violes
Aziz Samsaoui, sas çura, ud, qanun
Jota Martínez, viola de roda, lavta, cítola, setar, guiterna, añafil
Eduard Navarro, duduk, cornamusas, xirimia, xalumó
Pau Ballester, percusiones

El mar Mediterráneo ha sido un mar clave para la Historia.

Fenicios y romanos navegaron por él junto a los griegos, quienes sobrepasaron los límites del mismo a través del estrechado de Gibraltar hace unos tres mil años.

Un mar que baña las costas ibéricas, itálicas, balcánicas, norteafricanas y asiáticas rellenado de mitos y leyendas.

Las rutas marítimas del Madre Nostrum comunicaron Occidente con Oriente provocando un contacto fundamental entre culturas que con los siglos marcaría la idiosincrasia de sus gentes.

Mediterraneum plasma la riqueza cultural de este territorio a través del lenguaje globalizador de la música.

Melodías e intérpretes de las diferentes orillas del Mediterráneo transportan al espectador en un viaje musical a través de las rutas comerciales del Mediterráneo.

Oriente y Occidente a través del diálogo intercultural y del patrimonio en común a estas culturas.

Paisajes sonoros de un Madre Nostrum plural pleno de convulsiones en defensa de la necesidad de entendimiento mutuo y transmisión de conocimientos, ideas y creencias.

VIERNES 7 de julio – 19’15h
La Vihuela de Germana de Foix
ELIA CASANOVA, canto
ALFRED FERNÁNDEZ, viola de mano

Luys de Milà, este valenciano de la corte del duque de Calabria (dentro de este maravilloso periodo cultural que tiene lugar en Valencia entre 1526 y 1538), quizás el mejor de los grandes vihuelistas del XVI, compuso una serie de varias obras, fantasías y danzas cortesanas de la época, algunas de ellas recogidas en su libro de música Maestro, editado en Valencia entre 1535 y 1536.

Cuando uno trabajan estos cancioneros ibéricos del Renacimiento enseguida se da cuenta de un detalle curioso e importante: el “fácil” que es hacer sonar este repertorio.

Y es que la música es buena, muy buena y está muy bien escrita.

La maravillosa sencillez y la transparencia de las texturas musicales van acompañadas de unos textos de sorpresiva lucidez.

Así se reflejaba a ’en torno cortesano de la Corte de Germana de Foix proyectada seguramente en todos estos libros que tenían en su biblioteca musical y que el Duque cedió al monasterio de Santo Miquel junto con varios instrumentos que le pertenecieron, entre ellos violas de mano, violas de arco, laúdes, tambores y tres órganos.

Estos últimos tuvieron que haber sido piezas de gran calidad, incluso uno de ellos lo podría haber heredado de su abuelo, el rey Ferrante, hijo de Alfons el Magnánimo.

El en torno cortesano de la Corte se veía reflejado en la música y la poesía y con su tercer marido, Ferran de Aragón, duque de Calabria, compartió el segundo virreinato valenciano.

En estos años juntos desarrollaron el ceremonial renacentista italiano a valenciano, adaptándolo a los gustos de la época con biblioteca, capilla musical, colecciones de tapices y cerámicas, y un magnífico jardín para estimular la creatividad y el intelecto.

SÁBADO 8 de julio -19’15h

La Capella Musical del Duc de Calàbria
LLUIS VICH VOCALIS

Ya desde sus comienzos, el monarca Alfonso V tuvo al servicio de su capilla un gran número de cantors y organistas que se hacían cargo de interpretar el repertorio polifónico de aquellos servicios litúrgicos en los cuales se los requiriera, tanto en el ámbito privado como en los actos oficiales.

Hacia el año 1450, ninguna capilla en Italia podía conseguir el esplendor musical que esta poseía.

Años más tarde, con el nombramiento del virreinato de los Duques de Calabria, apareció en Valencia una capilla que pasó a ser una de las mejor dotadas musicalmente de toda España.

Alrededor de 1550 surge una nueva generación de compositores que constituyen el que los musicólogos denominan la quinta (y última) generación de músicos renacentistas.

Será la época de la culminación del que hoy conozcamos como “polifonía clásica” con nombres como Palestrina, Victoria, Byrd o Lassus.

El cambio viene marcado por el inicio del Concilio de Trento el 1545 que señalará un nuevo camino para la Iglesia católica y para la música religiosa.

El mismo año 1545 y por iniciativa del Duque de Calabria, se crea en Valencia el Monasterio jerónimo de San Miguel de los Reyes a partir de la antigua abadía del Císter de Santo Bernat de Rascanya.

El Duque de Calabria muere el 1550 cerrando una de las épocas más brillantes de la cultura valenciana y poco después morirá el que posiblemente fue el compositor más importante de la cuarta generación, Cristóbal de Morales.

El fin de la cuarta generación y la música que nace de los músicos de la quinta generación es el objeto del concierto que presentamos y que coincide con la época de la construcción de una de las partes más importantes del Monasterio de San Miguel de los Reyes: el claustro sur (1548-1607).

FESTIVAL RENAIXEMENT

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