Aunque a menudo asociamos la polifonía secular renacentista con el madrigal, el panorama de la música cantada de la época en Europa era muy rico y variado, presentando abundantes géneros y estilos para varias voces.
Una de las formas musicales más populares es la villanella napolitana, cuya forma poética trascendió con creces su tiempo y el espacio geográfico que la vio nacer.
Un reciente lanzamiento del sello Brilliant Classics nos ofrece un viaje a aquel Nápoles para conocer la villanella a través de la embriagadora voz de la soprano italiana Letizia Calandra.
El trabajo, grabado en el convento franciscano de Lustra Cilento, lleva por título Erotica Antiqua e incluye veinte composiciones del siglo XVI, tanto anónimas como firmadas por Giovanni Leonardo Dell´Arpa, Giovanni Domenico da Nola, Filippo Azzaiolo, Baldassare Donato, Andrea Falconieri o el mismísimo Orlando di Lasso, cuya fama está más relacionada con la música sacra, pero que en su juventud compuso mucha de esta música popular.
La villanella, también conocida como villanella alia napolitana o canzone napolitana, surge hacia 1550 como evolución del género conocido como villanesca. Los orígenes de la villanesca nos llevan hasta la tradición de las danzas corales medievales y, a diferencia del madrigal, tiene una naturaleza popular, algo que pierde en parte su descendiente la villanella, bastante más refinada.
La atracción que este sonido ejerció rápidamente en las clases altas fue, en palabras de Enrique Bello[1], “la condena de la villanella misma”, pues se despojó de su esencia popular y “se modificó en una avalancha de finas y difíciles composiciones, en las cuales un simple tema poético dialectal (más tarde ni siquiera dialectal) se estructuraba en contrapunto y desarrollaba en forma brillante”.
El autor citado arriba subraya que, frente al canto napolitano de naturaleza mayormente monódica, la villanella en su forma más típica fue polifónica.
Mientras que el poema musicado por el madrigal era un texto de calidad literaria firmado por su autor, la villanella solía tener textos anónimos y, por lo menos al principio, construidos con frases hechas y proverbios populares.
La estructura métrica de este tipo de canciones era ABB a lo largo de cuatro estrofas, sirviendo el tercer verso como estribillo.
Inicialmente estaba compuesta para tres voces, dos masculinas y una femenina.
Otro rasgo común es que estaban cantadas en primera persona y presentaban situaciones dramáticas recurrentes, como la de un amante intentando congraciarse con la cuidadora madura de su joven amada o, en otras ocasiones, lamentándose por un amor no correspondido.
Como curiosidad, el protagonista de la villanella parece hablar de la experiencia del presente inmediato, a diferencia del madrigal, donde siempre se reflexiona sobre una experiencia pasada.
La soprano Letizia Calandra es una reconocida intérprete del repertorio de música tradicional napolitana.
Desde su debut en el año 2000 en La serva padrona de Pergolesi, ha desarrollado un intensa actividad operística en numerosos escenarios de Italia, pero también en lugares como Canadá, Australia o Corea de Sur.
Calandra ha trabajado la música barroca como miembro de las formaciones corales e instrumentales I Barrocchisti, La Venexiana y La Cappella della Pietá de Turchini.
También ha participado en óperas de la época de autores como Monteverdi, Purcell o Cavalli.
Sin embargo, una de sus pasiones es la música popular napolitana, un género que ha centrado sus actuaciones en los escenarios, pero también su actividad discográfica.
En concreto, ha publicado dos volúmenes titulados Classico Napoletano con el sello Lucky Planets Label.
En el trabajo que nos ocupa, Erotica Antiqua, ha recuperado una serie de composiciones de nombres bien conocidos, como Lasso o Falconeri, y de otros que no lo son tanto, pero cuya obra es igualmente apasionante.
Orlando di Lasso publicó en 1581 el volumen Libro di Villanelle, Moresche ed altri canzoni, al que pertenecen dos de los cortes del disco, en concreto, O occhi manza mia y Matona mia cara.
Es conocida su implicación, especialmente durante su juventud, con la música popular y con la comedia del arte, cuya banda sonora bien podría haber sido la villanella, como apuntábamos en otro artículo.
El laudista napolitano Andrea Falconieri también está presente en el CD a través de tres canciones.
Gran compositor de música cortesana, residió en España y Francia entre 1621 y 1628, para terminar su vida como maestro de capilla de la Capilla Real de Nápoles.
Giovanni Leonardo Dell’Arpa fue un actor, compositor, cantante y arpista, de ahí su apellido, también napolitano.
Calandra interpreta dos de sus canciones, la bellísima Villanella che all´acqua vai y Vorria crudel tornare.
Figura también en el disco Giovanni Domenico da Nola, maestro de capilla de SS Annunziata y autor, entre otros, del libro Il primo libro delle villanelle alla napolitana, publicado en Venecia en 1567.
Completan el volumen dos villanellas de Filippo Azzaiolo y Baldassare Donato, respectivamente, así como una serie de piezas de autores anónimos.
La voz de Letizia Calandra es acompañada por los instrumentos del Ensemble Arte Musica, fundado y dirigido por el teclista Francesco Cera e integrado por Serena Bellini, que toca diversas flautas, Michele Pasotti y Francesco Tomasi, responsables de los instrumentos de cuerda pulsada, Silvia de Maria a la viola da gamba, y finalmente, Massimiliano Dragoni, que se encarga de la percusión y del salterio.
Se trata de una brillante recreación de esta música renacentista popular que demuestra que la villanella puede mantener su fresca hermosura e interés para los oídos de aquellos que vivimos en el siglo XXI.
[1] Enrique Bello. Ocho siglos de cantar napolitano.
Revista Musical Chilena