Jordi Savall representa un caso excepcional en el panorama de la música actual. Hace más de cuarenta años que divulga «maravillas musicales abandonadas en la oscuridad de la indiferencia y más de treinta años que las investiga, las lee y las interpreta con su viola de gamba, o como director».

El concertista, pedagogo, investigador y creador de nuevos proyectos, tanto musicales como culturales, que le sitúan entre los principales artífices de la actual revalorización de la música histórica, recibirá en la Magdalena la próxima semana el Premio La Barraca a las Artes Escénicas en su quinta edición.

El galardón fue convocado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para otorgar «reconocimiento institucional a la destacada trayectoria de figuras de las Artes Escénicas, de carácter nacional e internacional, que mejor hayan contribuido a su difusión y conocimiento».

El Consejo de Gobierno de la UIMP consideró que confluyen en su trayectoria motivos muy destacados que le hacen merecedor de dicho Premio. La ceremonia de entrega tendrá lugar en el Hall Real del Palacio de la Magdalena.

El destino de la distinción recae en personalidades de la danza, la música, el teatro y la ópera, cuya trayectoria profesional haya enriquecido el patrimonio de estas artes. En anteriores ediciones recibieron este premio Diego ‘el Cigala’, Mario Gas, Roberto Scandiuzzi, Aída Gómez y Carmen Linares.

Fundador (junto con Montserrat Figueras) y director de los tres ensambles musicales Hespèrion XXI (1974), La Capella Reial de Catalunya (1987) y Le Concert des Nations (1989), con los que explora y crea un universo de emociones y belleza y las proyecta al mundo, ha divulgado con pasión la viola de gamba y las músicas olvidadas, acreditándose así como uno de los principales defensores de la música antigua.

Con su fundamental participación en la película ‘Tous les Matins du Monde’ (premio César a la mejor banda sonora), su intensa actividad concertística (más de 130 actuaciones al año), discográfica (seis grabaciones anuales) y la creación del sello discográfico ‘Alia Vox’ – fundado por Savall y Figueras en 1998 -, es una demostración viva de que la música antigua no tiene que ser necesariamente elitista y que interesa a un público cada vez más joven y numeroso.

El maestro catalán, quien considera que la música es hoy más necesaria que nunca, ha defendido siempre la pureza y la armonía. A su juicio, un madrigal de Monteverdi, unas cantigas de Alfonso el Sabio o una misa de Bach nos producen una impresión de paz similar a cuando visitamos una pequeña iglesia románica».

En 2010 Savall fue distinguido por la Real Academia de las Artes-Premios de la Música como ‘Mejor Intérprete de Música Clásica’, por el disco The Celtic Viol, y en 2011 volvió a ser galardonado. «La música es un mensaje universal, que se entiende lo mismo en Taiwán que en Japón o Australia», ha subrayado en ocasiones Savall.

Asiduo a los escenarios del Festival Internacional de Santander y a la tribuna de la UIMP, ya destacó el pasado verano en La Magdalena que «una de las asignaturas pendientes que tenemos en España es justamente reflexionar sobre nuestro patrimonio musical, y en eso estamos muy retrasados.

Un pueblo que no es capaz de valorarlo no tiene futuro: la fuerza de una cultura depende de la capacidad de reconocerse en su legado».

En su opinión, es una disciplina que «nunca ha sido valorada. Cuando te paseas en España con una viola de gamba tienes el riesgo de que te digan ‘tócanos el contrabajo’ y en cambio en Florencia o Milán te llaman ‘maestro’».

Escrito por GUILLERMO BALBONA | SANTANDER

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