Clément Janequin (c1485-1558)

Clément Janequin (c. 1485 – 1558) fue un músico francés del Renacimiento. Se le considera uno de los más famosos compositores de las chansons populares de su época, junto con Claudin de Sermisy, y tuvo mucha importancia en el desarrollo de la chanson parisina, especialmente de tipo programático.

Su fama, debida a la gran divulgación que tuvo su obra, fue posible gracias al desarrollo de la impresión musical.

Nació en Châtellerault, cerca de Poitiers, departamento de Vienne. Su carrera fue bastante inusual para su época ya que nunca tuvo un puesto estable en una catedral o en una corte aristocrática.

Por el contrario, desempeñó una serie de cargos menores, a menudo con el auspicio de importantes mecenazgos.

No se conservan documentos que puedan dar detalles sobre su etapa de formación.

En 1505 se encontraba en Burdeos empleado al servicio de Lancelot du Fau, el cual llegaría a ser obispo de Luçon; se mantuvo en ese puesto hasta la muerte de du Fau en 1523, siendo contratando entonces por el Obispo de Burdeos.

Durante ese período se ordenó sacerdote, aunque no debió ejercer grandes funciones ya que parece que siempre se quejaba de la falta de dinero.

Después de 1530, Janequin desempeñó una serie de cargos en Anjou, comenzando comenzando como profesor de canto en el coro de la catedral de Auch y progresando a maestro de capilla en la escuela de canto de la catedral de Angers.

Pronto atrajo la atención de Jean de Guise, patrón de Erasmo, Clément Marot, y Rabelais; en 1548, con la ayuda de Charles de Ronsard (hermano del poeta Pierre de Ronsard), tuvo un empujón en su carrera, llegando ostentar un puesto religioso en Unverre, no lejos de Chartres.

Sobre esa epoca empezó a vivir en Paris, siendo «cantante regular» en el capilla del rey en 1555, y poco después «compositor regular» del rey: solamente un compositor (Sandrin, también conocido como Pierre Regnault) había tenido antes ese reconocimiento.

En su testamento de febrero de 1558, poco antes de morir en Paris, deja sus pocas pertenencias a la caridad.

Todavía se quejaría una vez más de la vejez y la pobreza en la dedicatoria de una obra publicada póstumamente (1559).

Por Pepe Gallardo

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