Enrike Solinís nació en Bizkaia y realizó estudios de composición y superiores de guitarra en el Conservatorio J.C. Arriaga de Bilbao, pero fue al salir al mundo cuando descubrió la música antigua vinculada a la cultura de otros lugares y eso le despertó el interés por conocer su equivalente en el País Vasco.
Desde entonces ha dedicado esfuerzos a recuperar un legado musical que, lamenta, no puede estudiarse en los conservatorios del País Vasco, que arrancan su formación en el período clásico.
«Tenemos que tomar conciencia de nuestra memoria histórica y recuperar o revivir las piezas antiguas, que son nuestro tesoro», reivindica.
El trabajo de recopilación de estas piezas que ha realizado en estos años junto a su mujer, la violinista Miren Zeberio, unido a la experiencia de trabajar con repertorios de otros pueblos a lo largo de escenarios de todo el mundo, se ha plasmado ahora en un disco, Euskel Antiqua (Alia Vox), que se publicará el viernes avalado por el sello discográfico del experto en música antigua Jordi Savall (Igualada-Barcelona, 1941).
Todo un lujo, reconoce el artista, que además inaugura una nueva colección, bautizada como Alia Vox Diversa.
Solinís, al frente del grupo especializado en música antigua que dirige, Euskal Barrokensemble, reúne en él 23 piezas datadas en su mayoría entre los siglos XV y XVI. Todas ellas son melodías provenientes de todos los territorios del euskara, que dibujan «una imagen de la Euskal Herria de la época», tanto en lo musical como en lo literario.
Los textos y la música, interpretados «de manera historicista», permiten así descubrir una cultura en contacto con todas las culturas que la rodeaban y marcada también por «la autopista», sobre todo en lo cultural, que representó el Camino de Santiago. «Nuestro punto de vista es que, al contrario de lo que se nos ha querido hacer ver, la cultura vasca estuvo influida por todas las que la rodeaban», explica Solinís.
En las piezas seleccionadas para el disco, indica, puede de hecho rastrearse la influencia mozárabe, andaluza e incluso persa, así como la judía, presente en piezas como Acuerdo de Judimendi. La canción, en hebreo antiguo, fue encontrada en la sinagoga de Bayona -construida por los judíos expulsados de Vitoria por los Reyes Católicos-, pero antes había pasado al acervo cultural vasco y hoy en día es una de las más preciadas joyas de su cancionero, Maitia nun zira.
Otros temas, como Janzu Janto, composición anónima fechada en torno a 1500, es una pieza en la que, según algunos estudiosos, se entremezclan el euskera y el castellano, por lo que, apunta Solinís, según los estudiosos constituye una muestra del modo en que las lenguas vernáculas fueron conviviendo y mezclándose en ese contacto permanente entre culturas. Para la edición del disco, de hecho, han preferido dejarla sin traducir en el libro que acompaña al CD, donde las letras vienen traducidas al castellano, inglés, francés, catalán, alemán e italiano, y acompañadas de pequeñas explicaciones históricas, «pero siempre amenas», apunta Solinís.
Otras piezas, como Profecía de la Sibila, con una melodía procedente de Álava (segunda mitad del siglo XII) y texto de Joanes Etxeberri, habla de una práctica que fue habitual en Europa, de utilizar la representación de este símbolo para, señala Solinís, «llamar a la gente a la Iglesia en la lengua vernácula» y hacer llegar el mensaje bíblico de forma clara a los fieles.
Así, la música antigua, y la vasca no es una excepción, engloba tanto manifestaciones musicales populares como otras más cultas, en muchos casos unidos a la Iglesia. «La Península fue muy destacada en composiciones de polifonía, y en el País Vasco tenemos en Juan de Anchieta a uno de los mejores polifonistas», dice Solinís.
Éstas y otras piezas son las que reúne el disco Euskel Antiqua, cuyo primer término hace referencia a la grafía utilizada por Juan Pérez de Lazarraga en un manuscrito del siglo XVI. Con él, destaca Solinís, se da un paso importante para abrir al mundo el legado musical vasco, además de para reclamar más apoyo y trabajo en esta dirección. «Hay más gente que trabaja en recuperar la música vasca antigua, no somos los únicos, pero ojalá hubiera más», resalta.
Grabado al frente de la formación Euskal Barrokensemble, grupo especializado en música antigua dirigido por Solinís en el que se integran 22 músicos, el trabajo se estrenará frente al público el próximo 18 de julio en el templo de la abadía de Fontfroide, en la ciudad francesa de Languedoc. Será la primera cita en directo de un trabajo que se ha convertido en el primer CD de una nueva colección, bautizada Alia Vox Diversa, en la que Jordi Savall (Igualada-Barcelona, 1941), que había editado en exclusiva sus propias grabaciones o las de formaciones dirigidas por él, editará grabaciones inéditas a cargo de solistas o grupos de talento.
Así, Solinís y su formación se convierten en el primer grupo que encuentra hueco dentro del sello discográfico de Jordi Savall, uno de los máximos exponentes mundiales de música antigua, quien lleva más de cuatro décadas dedicado a recuperar el patrimonio musical de la humanidad. Su discografía, de hecho, supera el centenar de grabaciones, por las que ha recibido más de 50 premios internacionales.
Escrito por BEATRIZ RUCABADO | Elmundo