En el Dormitorio Alto del Centro Santa Clara, donde dormían las monjas en invierno, suenan instrumentos históricos que adquieren un eco especial bajo los casetones mudéjares del techo.
Entra un sol como el de hace siglos… Entra en escena el siglo XVII.
El grupo sevillano Accademia del Piacere está inmerso en la grabación de su último disco, Cantar de Amor, dedicado a los compositores españoles del primer barroco, a artistas que fueron coetáneos de Velázquez o Murillo, pero que han pasado desapercibidos en la Historia, como el curiosísimo compositor José Martín, tenor, clérigo y homicida, «el mejor que haya en Madrid, el que mató a Tomás de Labaña», según las crónicas.
Sin embargo, el principal protagonista es Juan Hidalgo, el Lully español, también comparado con el inglés Purcell, fundador de una tradición musical dramática vernácula y pionero de la ópera en España.
Hidalgo representa bien el espíritu de este nuevo trabajo: mostrar la calidad y la singularidad de la música barroca española que contaba con características propias.
«Tenía instrumentos casi exclusivos como la guitarra y el arpa, armonías únicas, ritmos cruzados entre el binario y el ternario muy raros de sentir fuera, formas propias como el villancico y el romance, o directamente populares como la jácara y la seguidilla, y danzas de allende los mares copiadas luego en media Europa como las folías, la chacona, la zarabanda», explica el músico y productor Juan Manuel Lara en el programa de mano.
Un aire español recorre el Centro Santa Clara.
A los músicos de Accademia del Piacere les esperan tres días intensos, ‘encerrados’ en un antiquísimo monasterio para recrear músicas del siglo XVII.
Es curioso cómo estos músicos pasean con naturalidad entre los siglos en vaqueros, zapatillas deportivas y despeinados de domingo perezoso.
Evocan acordes de tiempos de Felipe IV, estribillos de melancolías, recitativos y tonos humanos del siglo de la decadencia, pero todo entre bromas, como en una improvisada fiesta de corte.
Fami Alqhai es uno de los más relevantes intérpretes de viola de gamba, dirige este grupo fundado en 2002 y es el responsable de la dirección musical de esta última coproducción de las discográficas Alqhai&Alqhai y Glossa que aparecerá en primavera.
Todo está preparado
Apagan la calefacción para que nada interfiera en la grabación.
Afinan los instrumentos:Rami Alqhai, el violón; Johanna Rose, la viola da gamba; Enrique Solinís, la guitarra barroca; Javier Núñez, el clave y Pedro Estevan prueba los ecos festivos del pandero.
Suena el diapasón digital de Fami Alqhai mientras el tenor Juan Sancho hace juegos de voz.
Están a punto de grabar la pieza Ay que me muero de zelos, del compositor español de origen flamenco Mateo Romero, también conocido como Maestro Capitán, maestro de la Capilla Real y el músico que enseñó a Felipe IV a tocar la viola de gamba.
Accademia del Piacere acaba de llegar de un concierto en el Auditorio Nacional de Madrid y el Auditorio Fonseca de Salamanca precisamente con el repertorio que graban estos días en Santa Clara.
Además preparan el estreno de À l’Espagnole, fantasía escénica inspirada en las interacciones musicales entre Francia y España y producida junto a la Compañía de Danza Antonio Ruz para el Festival de Música Antigua de Sevilla.
Luego habrá actuaciones en Nuremberg, Hamburgo, París, San Lorenzo de El Escorial, Orense, el Corral de Comedias de Alcalá de Henares y Colombia.
Desde sus comienzos en 2002, se dedicaron al repertorio alemán del XVIII, pero en estos años el grupo ha profundizado en repertorios de la música histórica como el Seicento italiano en Le Lacrime di Eros’ y ‘Amori di Marte.
A la música de cámara francesa de la corte del Rey Sol dedicaron el trabajo Les violes du Ciel et de l’Enfer.
En 2011 revolucionaron el mundo de la música histórica con Las Idas y las Vueltas, una incursión por el mundo del flamenco y sus conexiones con la música barroca con el cantaor Arcángel, y en 2013 rescataron el mundo de la improvisación en la España del 1600 con Rediscovering Spain.
Primera toma. Juan Sancho entona la letra:«¡Ay, que me muero de zelos / de aquel andaluz!…» y entra el río feliz de la música barroca.
Hay que repetir varias veces, pero lo que antes parecía un caos de instrucciones musicales en clave coloquial -‘deja más largo el re agudo’, ‘vamos a hacer un difuminato’, ‘da tu la entrada entonces’, ‘el clave entra en la segunda estrofa’, ‘atento, echa la orejita’- se transforma en una interpretación prodigiosa.
La clave de Accademia del Piacere es hacer viva la música antigua, convertirla en un espectáculo animadísimo, lleno de naturalidad e improvisaciones, rescatarla de los archivos y limpiarle el polvo de los siglos.
Hay buen ambiente en el grupo, se suceden las bromas y hasta los chascarrillos cuando Juan Sancho imposta la voz como un contratenor.
No estaría mal que incorporaran estos ‘paisajes sonoros’ a la grabación, como hicieron al final del disco La lacrime di Eros, cuando al terminar la última pieza no borraron las voces que festejaban el final del trabajo y animaban a celebrarlo tomando una cerveza.
Hoy también pasará lo mismo.
Vale la toma.
Y ahora a brindar por el Maestro Capitán.
Y por el siglo XVII.
Escrito por EVA DÍAZ PÉREZ para ElMundo.es.Sevilla