TRAS muchos años dedicándose a la música, Enrike Solinís (Bilbao, 1974) afirma que editar su primer disco en solitario ha sido parte de un proceso natural: «El público me lo pedía», asegura.
En Colores del sur el guitarrista ofrece retazos de música barroca sureña, con ayuda de algunos de los intérpretes del grupo Euskal Barrokensemble formado por él en 2006.
El nombre del disco, en el que se realiza una distinción geográfica en torno al Mediterráneo, alude a las tonalidades sonoras turcas como a las italianas y de otras partes del sur de Europa.
Todo ello sin obviar la música euskaldun, ya que se incluye un fandango vasco. «Hay una fusión de colores de la época», señala el músico.
El componente más importante del trabajo es el ritmo, con el que Solinís espera atraer la curiosidad de un público lo más heterogéneo posible -algo que suele ser bastante habitual en los conciertos de música antigua-.
En palabras del guitarrista bilbaino, «la manera de hacer que nos ha legado la cultura decimonónica de conservatorio está muy bien en muchas cosas, pero nos ha quitado la libertad en el ritmo».
La música barroca, apunta el artista, es la única que consiguió mantener el ritmo.
«A pesar de ser un disco de música barroca, es un poco cross over y roza un poco más el folk, la improvisación…
Se escucha cercano al público», aclara el músico.
El músico bilbaino ha editado su disco con un sello especializado en música antigua y con una distribución mundial
Para la grabación del disco, el bilbaino ha utilizado una guitarra barroca, una tiorba y un lavta turco -instrumento semejante al laúd-.
No obstante, Solinís pretende desmitificar las etiquetas o adjetivos que se emplean en relación a la guitarra: «Se trata de un instrumento que tiene una serie de cuerdas».
Según el músico, lo importante es «que se toque la guitarra», sea flamenca, barroca o clásica. «Ahora saco un disco de guitarra barroca, porque el repertorio barroco me gusta mucho, pero el siguiente puede ser con la guitarra eléctrica», especifica.
En este trabajo le acompaña «un grupo muy iconoclasta» formado por David Jiménez Chupete y Dani Garay (percusión), Miren Zeberio (violín), Josetxu Obregón (violonchelo), Pablo Martín Caminero (contrabajo), Iñaki Aranegui (tiorba) y Vicente Parrilla (flauta). «Me interesaba que fueran músicos en activo», señala el guitarrista.
Muchos de ellos lo han acompañado en parte de su trayectoria, tocando en su formación de música de cámara. «Las personas que forman Euskal Barrokensemble son músicos con un perfil trabajado en el estudio de música antigua; es gente que toca otros estilos musicales y que está viva», señala.
En palabras de Solinís, «la grabación la quisieron comprar algunas casas discográficas muy potentes».
Finalmente se decantó por Glossa, uno de los mejores sellos de música antigua. Sin embargo, el músico explica que gran parte de su elección se debió a la distribución a nivel mundial que ofrece la discográfica, una característica que es de vital importancia para él.
«En el País Vasco he tenido pocas oportunidades de tocar; por eso me paso la vida en avión, viajando fuera de aquí.
Mi música tiene una gran demanda internacional», relata el guitarrista.
POR ENCIMA DEL TIEMPO «Para tocar en casa tenemos que dar la vuelta al mundo, es un poco extraño», confiesa Solinís, quien asegura que el problema no es que en el País Vasco no haya mercado, ya que los conciertos de música antigua están siempre llenos.
«Todavía se sigue llevando eso de en casa de herrero, cuchillo de palo, se siguen solicitando músicos de fuera».
Por ese motivo, asegura haber conocido a muchos músicos vascos mientras viajaba.
Todos coinciden en señalar que el público de la música antigua es «muy heterogéneo, joven, melómano».
El motivo, según Solinís, es el siguiente: «La música barroca tiene mucho que ver con la música folk y popular, por eso gente que no ha tenido ninguna relación con la música antigua la acepta, porque le suena cercana».
Sin embargo, el guitarrista admite que aún hay mucho recelo, derivado del desconocimiento, en torno a la música antigua.
«Cuantos menos prejuicios tengamos, más disfrutaremos de músicas que nos pueden llegar a sorprender», opina el autor de Colores del sur.
Por eso piensa que la gente que no ha escuchado música barroca es porque no se la han mostrado.
Por encima de las clasificaciones temporales, Solínis sentencia: «La música es atemporal, existe por encima del tiempo».
Fuente: ANE ARALUZEA | Deia.com
¿En solitario?. Y los demás músicos…?