El coreógrafo Hofesh Shechter buscará el «caos» del orden convencional preestablecido en la trilogía ‘Barbarians‘ que llevará al Mercat de les Flors de Barcelona con música de Jordi Savall de fondo, a partir de este jueves y hasta el domingo, ha explicado el creador este miércoles en rueda de prensa.
«Trata de la desconexión que hay entre nosotros mismos, nuestros cuerpos y el conjunto de normas y la cultura que nos rodea. Todos tenemos planes y todos los olvidamos constantemente por los instintos que nos impulsan. Mis sueños vitales se desvanecen uno tras otro. Imagino que no soy el único», afirma Shechter sobre la pieza que dirige.
La Hofesh Shechter Company aterrizará en el teatro barcelonés con una pieza dividida en tres para desplegar tres visiones profundamente diferentes sobre la intimidad, la pasión y la banalidad del amor, ha explicado el coreógrafo afincado en Reino Unido.
«El espectador se quedará con lo que quiera de todo este caos», ha defendido el director del Mercat de les Flors, Francesc Casadesús, que ha dicho que su sensación es que el coreógrafo quiere lanzar muchos temas sobre el escenario en que Shechter volverá a demostrar su imprevisibilidad.
En la primera de las tres piezas, ‘The barbarians in love‘, una música eclesiástica barroca a cargo de Savall acompañará una «confesión contemporánea», y, posteriormente, seguirán dos nuevas piezas con ritmos dubstep –creados con su guitarra eléctrica y batería– para una coreografía casi urbana y un extravagante dueto.
Las dos últimas piezas se titulan ‘The Bad’ y ‘Two completely different angles of the same fucking thing’, ha señalado el creador, que ha indicado que los textos, a menudo poéticos, se cuelan en sus espectáculos.
«La música es muy importante en mis espectáculos porque es atmósfera, es emoción y es información», ha destacado el coreógrafo, muy volcado en reinventarse y salir de su zona de confort, en esta pieza, a través de lo que él considera un ‘vómito’ de muchas ideas.
«QUE TODO FLUYA»
«Que todo fluya y que todo valga», exclamaba el director en rueda de prensa sobre el proceso creativo de la obra, que creó de noche –porque, a su juicio, sin sol parece que el tiempo no exista–, generando un ‘flow’ desde dentro y hacia fuera, dejando al cerebro de lado por un instante.
«La segunda pieza ha sido un intento de hacer una obra sin pensar, porque me di cuenta de que pienso demasiado», ha explicado Shechter, que se forzó incluso a trabajar con materiales que nunca usaría, como unas mallas doradas.
Así, el proceso creativo de la pieza junto a una decena de bailarines ha sido el de «vaciarse» sin juzgarse, algo que ha conseguido después de diez años como coreógrafo y tras un proceso de sufrimiento.