La viola fue un instrumento que siempre atrajo a Johann Sebastian Bach. A pesar de ser tratada como un segundón o mera comparsa de sus hermanos más populares, el violín y el violonchelo, hasta principios del siglo XIX -cuando comienza a recibir piezas escritas específicamente para ella-, el genial compositor de Eisenach se esforzó por darle una voz propia en sus creaciones, otorgándole un papel protagonista, por ejemplo, en varias arias con viola obligada o en el famoso Concierto de Brandeburgo n.º 6 en si bemol mayor, BWV 1051, cuyo título completo especifica la presencia de dos violas da braccio, para distinguirlas de los otros cordófonos presentes, a saber, dos violas da gamba, violonchelo y violone.

Mientras que la viola da gamba generalmente se tocaba en posición vertical, sujetando el instrumento con las piernas, la de braccio solía interpretarse en posición vertical sobre el hombro, como el violín. La primera, fue la estrella de la cuerda frotada del siglo XVII, hasta que, progresivamente, va cediéndole su brillo a la familia del violonchelo. La segunda, tardó en erigirse como instrumento de valía individual, a pesar de que Bach en su propia época pudo intuir sus inmensas y maravillosas posibilidades armónicas. Y es, precisamente, esta faceta de la viola en la obra del músico alemán la que ha querido retratar Emilio Moreno en su grabación The Melancholic Bach, que ha contado con la colaboración del teclista Aarón Zapico.

Melancolía destaca el título, sí, porque en el barroco alemán este instrumento siempre fue asociado a la “pena del duelo”, como subraya Laurence Dreyfus en su obra Bach’s Continuo Group: Players and Practices in His Vocal Works (Harvard University Press, 1987), o, tal como expone  The New Grove Dictionary of Music and Musicians, “el significado simbólico de la viola como instrumento que representa la alegría en la muerte es particularmente evidente en esas arias con viola obbligatos”.

Philip Pickett (Notas interiores a la grabación de Los conciertos de Brandeburgo, de New London Consort, L’Oiseau-Lyre D 206896) recurre incluso a cierta iconografía medieval -aún vigente en la época de Bach- del encuentro de los tres vivos y los tres muertos, para resaltar la gravedad que impone la presencia de la viola en una composición barroca, y que él asocia al sexto concierto de Brandenburgo:

“Tres jóvenes príncipes (dos violas y un chelo), volviendo despreocupados de la batida de caza se topan con tres cadáveres (dos violas y un violone). Las figuras de la muerte compelen a los príncipes para que se arrepientan, pues la riqueza y la belleza se esfuman – ambas deben en algún momento sucumbir a la muerte”.

El caso es que Emilio Moreno ha centrado este trabajo en el papel que podría haber jugado la viola en la obra del genio teutón, cuya costumbre era volver  a escribir repetidas veces una misma música para distintos instrumentos. Por desgracia, no llegó a hacerlo en este caso con el cordófono que nos ocupa, pero The Melancholic Bach lleva a cabo por él dicho ejercicio. Como indica Moreno en las notas interiores del disco, Bach supo darle un cariño especial y un protagonismo al instrumento, no solo en sus composiciones orquestales, sino convirtiéndolo en actor principal de varias piezas. Por ejemplo, han llegado a nosotros varias arias con viola obligada, o, también, el arriba mencionado sexto Concierto de Brandenburgo (BMW 1051), que especifica la presencia de dos violas de braccio para distinguirlas de las da gamba.

Moreno es uno de los grandes violinistas europeos actuales especializados en el Barroco y en el Clasicismo, además de un musicólogo e investigador sobresaliente. Su trabajo como solista, y como miembro de conjuntos como La Real Cámara o El Concierto Español, ha contribuido a rescatar nombres y piezas de la música barroca y clasicista española, por desgracia perdidas en el olvido de los tiempos.

Le acompaña en el empeño otro de los personajes de referencia dentro del panorama actual de la música antigua, el teclista Aarón Zapico, que, entre muchas otras ocupaciones, forma parte del ensemble Forma Antiqua junto con sus hermanos Pablo y Daniel, un conjunto residente del Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Los dos músicos han colaborado juntos en otros proyectos, como en el CD Apocryphal Sonatas, basado en música de Boccherini.  

Emilio Moreno ha seleccionado diversas obras para acometer su experimento musical. Por una parte, ha incluido piezas de Orgel-Büchlein, una serie de 45 preludios corales para órgano que compuso Bach en Weimar entre 1707 y 1717. Por otra parte, están presentes en el disco diversos movimientos de distintas triosonatas, en las que la viola asume la línea melódica, mientras que el clave de Zapico ejecuta las otras dos partes.

También forman parte del disco tríos como Herr Jesu Christ, dich zu uns wend, Liebster Jesu, wir sind hier o el BWV 583. También podemos escuchar una transcripción para viola sola de la Fantasía en sol mayor, BWV 572, que es originalmente una pieza escrita para órgano, y el Pedalexercitium («Ejercicio Pedal») en sol menor, que es igualmente interpretado en  solitario por el instrumento de cuerda.

Los autores de esta iniciativa confían en que algún día vuelva a nosotros la producción que Bach sin duda le dedicó a la viola, que de alguna forma se ha perdido, o que han llegado hasta nosotros en versiones e instrumentaciones distintas de las que interpretaban el inmenso músico alemán y sus descendientes, en su propia época.

 

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