Fue a mediados del siglo XII cuando apareciera el mito que inspiraría trágicas leyendas amorosas tan conocidas por todos como Romeo y Julieta o Brunilda y Sigfrido.
Se trata de la desdichada historia de amor entre Tristán e Isolda, fábula de origen celta que circuló, como parte de la tradición oral y escrita, por la Europa del correr del siglo XIII.
Es de este modo como encontramos en España referencias a este Tristán en las Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio y, en el primer tercio del siglo XIV, en la obra del Arcipreste de Hita.
Joanot Martorell, bien conocedor de la materia de Bretaña, no dudó en hacer alusión a esta leyenda mediante este romance en su Tirant lo Blanch, pues la leyenda pertenecía ya a una temática muy difundida entre las aventuras caballerescas.
Con todo, Tristán y su historia varían de poeta a poeta, así conservamos -entre las más antiguas- la versión anglo-normanda de Thomas, la francesa de Béroul y la alemana de Eilhart von Olberg, ésta última es la única conservada en su totalidad.
Pero la que aquí nos atañe es la que aparece documentada en el Manuscrito de Londres que, aunque actualmente se encuentra en la British Library, se trata de un ejemplar copiado en el norte de Italia, adquirido en 1420 por la familia Médici.
Mal se quexa don Tristán, que la muerte le aquexava;
preguntando por Iseo, de los sus ojos llorava:
‑¿Qu’es de ti, la mi señora? ¡Mala sea la tu tardada!,
que si mis ojos te viesen sanaría esta mi llaga.‑
Él este planto haziendo y la reina que llegava:
‑¡Quién os hirió, mi señor, herida tenga de rabia!
‑Hirióme el rey mi tío de aquesta cruel lançada;
hirióme desde una torre, que de cerca no osava.
Juntóse boca con boca, allí se salió el alma.
Este heterogéneo y desestructurado manuscrito compendia piezas musicales de diferentes compositores, dedicado sobre todo a obras de polifonía profana.
De entre las composiciones de Francesco Landini, Jacopo da Bologna, Niccolò da Perugia, etc, encontramos 15 danzas instrumentales monofónicas: saltarelli, istanpitte, un trotto, La Manfredina y el Lamento di Tristano.
Estas dos últimas piezas son dos pares de danzas relacionadas en las que la danza inicial de cada pareja está formada por tres partes (Lamento di Tristano y La Manfredina), y después sigue la segunda serie de tres partes denominadas La Rotta y La Rotta della Manfredina.
Es por ello que con frecuencia las encontramos denominadas »Lamento di Tristano – La Rotta» y »La Manfredina – La Rotta della Manfredina». Este emparejamiento de danzas relacionadas será muy corriente en el Renacimiento.
Carles Magraner escogió esta danza medieval para dar título a un disco que compendia una selección de danzas y música instrumental de la Edad Media.
Danzas reales (de Le Manuscrit du Roi, de la segunda mitad del siglo XIII), estampidas medievales y varias Cantigas de Alfonso X el Sabio, en yuxtaposición con la danza contemporánea, que empleó para la presentación de este disco en 2002, mediante una propuesta escénica coherente y sin fisuras a cargo del coreógrafo Toni Aparisi y el Taller de Bigas Luna. Creando como resultado un conjunto coreográfico que procesado a través de la memoria recuperaba, transfigurado, antiguos ecos.
En estos tiempos confusos y oscuros, Lamento di Tristano apela con su música a un mundo que siempre retorna, a un espacio nada virtual donde lo otro, lo diferente, es contemplado como una parte esencial de nosotros mismos.
(Guillem Miralles)
Para conocer más sobre el espectáculo audiovisual que acompaña la grabación de Lamento di Tristano, de Capella de Ministrers, no dudéis en consultar nuestra página web.