El concierto de clausura del XIV Pórtico de Zamora, que tuvo lugar tras la resaca de jornada más grande (tres conciertos), se dedicó a la música medieval.
La actuación del Ensemble Tasto Solo cierra el ciclo de conciertos de este fabuloso festival bajo el nombre de ‘Palabras’.
Había cierta expectación entre algunos abonados del Pórtico, que han tenido que esperar varios años para que se volviese a programar un grupo especializado en este tipo de música, tan acorde al marco histórico en que se celebran los conciertos.
El programa tenía, además, mucho atractivo, al constar de piezas variadas y procedentes de manuscritos custodiados en distintos lugares (Las Huelgas, Palma, Sigüenza, Barcelona), con el atractivo de que dos de ellas –Kyrie Rex Virginum y Gloria Spiritus et alme– eran piezas inéditas procedentes del Archivo Histórico de Zamora.
Fue verdaderamente emocionante que oídos del siglo XXI descubriesen fascinados sonoridades que habían dormido durante más de quinientos años en un arrinconado pergamino y que, de pronto, podían volver a la vida gracias al trabajo de recuperación de archiveros, musicólogos e intérpretes.
La frescura y la libertad es una seña de identidad de los nuevos grupos especializados en música medieval y así se pudo apreciar también en las interpretaciones de Tasto Solo, un grupo joven, pero de calidad excelente.
Según su concepto de la polifonía primitiva, los artistas integran vihuela y órgano como una voz más, dentro del entramado de líneas.
En este contexto se vuelve inclasificable el organetto, un instrumento que suena tomando el aire de un fuelle activado por el propio músico, y que, según la acción de la mano que lo activa (más rápida o más calmada), plasma la nota con más suavidad o intensidad.
Y es inclasificable porque, en manos de Guillermo Pérez, el organetto respira, siente y canta como una verdadera voz humana, más que como un instrumento.
Quizá hubiera sido recomendable una pequeña introducción que explicase la lógica subyacente del recorrido musical a través de las distintas piezas que, como suele suceder en la música medieval, reservaban la escritura silábica (una sola nota para cada sílaba) a las obras más largas (por ejemplo el Gloria) y los melismas (variadas notas en una sola vocal) para las piezas breves y para el enriquecimiento de las palabras o sílabas más importantes: Amen (en el Credo), o la «B» con la que se iniciaba Benedicamus Domino.
Destacó especialmente la emisión vocal cuidadosa y limpia de Barbara Zanichelli, directora de la parte vocal, a cuyas líneas se acompasaba (a veces en unísonos muy perfectos, otras veces en dibujos contrastantes) Candice Carmalt.
En las reconstrucciones de música medieval la imaginación es básica a la hora de abordar las numerosas cuestiones sobre las que no se tiene información en los documentos, que aún no se pueden llamar partituras.
En este aspecto, la mayoría de los intérpretes del grupo destacaron su creatividad, sobre todo Guillermo Pérez en Kyrie eleyson Jhesu parce, David Catalunya en sus intervenciones con el clavisimbalum (Ex illustri) y Barbara Zanichelli en los hoquetus vocales con su compañera Carmalt.
El papel reservado a Pau Marcos, quien acompañaba el canto con la vihuela de arco (en Claustrum pudicie) fue afortunado, aunque un poco más breve y discreto.
Entre los mejores momentos de la mañana cabe destacar el revoloteante solo de organetto del Ave María sobre una nota mantenida, el contraste entre el festivo Kyrie y el melancólico Gloria, el radiante movimiento del clavisimbalum en Gloriose Matris, las melodías vocales de Salve Virgo o Ex Illustri, además de la curiosísima pieza Fa fa mi fa, procedente del monasterio de las Huelgas y escrita citando el nombre de las propias notas musicales.
Felices también ante la noticia de la cita de un nuevo Pórtico zamorano en 2017, en el que el festival cumplirá quince años, el concierto concluyó con el entregado aplauso un público tan satisfecho como agradecido.
Escrito por ELISA RAPADO | Zamora 24h