La rica tradición musical creada por los judíos expulsados de la Península Ibérica en el siglo XV llega a Praga de manos de la cantante española Mara Aranda, que junto a la Ensamble Pelegrí presentará al público checo las canciones recogidas en su trabajo ‘Sephardic Legacy’.
Cuando a finales del siglo XV los judíos fueron expulsados de los reinos ibéricos, se inició la constitución de un grupo étnico único: los sefardíes, que aunque integrados en sus sociedades de acogida desde el norte de África hasta el Imperio Otomano, conservaron durante siglos una cultura propia y el idioma castellano.
Poco conocida en la República Checa, donde la cultura judía local pertenece a una rama diferente, la tradición musical sefardí llegará a la Sinagoga Española de Praga el próximo lunes a cargo de la cantante Mara Aranda.
La artista se alza actualmente como una de las principales figuras de la música antigua española y, sobre todo, de la música tradicional mediterránea, que ha explorado desde su Valencia natal hasta Oriente Próximo.
Un increíble cofre del tesoro
Las canciones sefardíes fueron desde el principio una de las principales pasiones de la cantante y de hecho entraron en su repertorio desde sus primeros trabajos.
En 2006 protagonizaron el disco ‘Música i cants sefardís d’Orient i Occident’, grabado con el conjunto Aman Aman, y el año pasado volvieron a ocupar un álbum completo en ‘Sephardic Legacy’, que la cantante presentará al público checo.
En entrevista para Radio Praga, Aranda destaca el fascinante carácter investigativo que caracterizó su búsqueda de la música desarrollada por los judíos españoles en la diáspora.
“El año que viene yo cumpliré mis 25 años de carrera profesional, y es la música que recuerdo haber sentido por ella más vivo interés.
Realmente era mi adolescencia.
Desde ese momento comencé tirando del hilo poco a poco, porque llegaban este tipo de muestras musicales con cuentagotas.
Tanto a nivel de comercio, de poder adquirir grabaciones comerciales de este tipo de repertorio como a través de las redes públicas de televisión. Era prácticamente inexistente.
Tirando del hilo poco a poco y enlazando unas informaciones con otras se llega a un increíble cofre del tesoro de toda esta tradición sefardí”.
La Segunda Guerra Mundial supuso prácticamente un punto final para la cultura sefardí.
La mayor parte de los judeoespañoles de los Balcanes fueron exterminados por los nazis, y otros muchos se vieron obligados a huir de forma desorganizada, con lo que su cultura se diluyó en la de los países donde fueron a parar.
Actualmente se conservan comunidades sefardíes en Turquía y, en menor grado, en Israel.
Aunque su lengua, el ladino, y su tradición cultural se hallan en trance de desaparición, la mayor parte de su música se encuentra disponible en manos de coleccionistas privados o, especialmente, en la Biblioteca Nacional de Jerusalén.
“De este repertorio hay infinidad de muestras, a nivel documental, de lo que recogen los etnomusicólogos, las personas que en un momento dado, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX empiezan a girar la cara hacia este tipo de repertorio y se empiezan a hacer grabaciones documentales, tomando de las personas mayores que todavía lo recuerdan, en las diferentes comunidades, y que lo han recibido de sus mayores por vía de transmisión oral, de padres a hijos”.
De este patrimonio, Mara Aranda realizó una esmerada selección con el objetivo de aportar a ‘Sephardic Legacy’ ante todo variedad, afirma.
“Obedece siempre a un tema estrictamente musical. Se intenta tener una representación, un amplio abanico de géneros, de ritmos, de tonalidades, que hagan al oído del oyente algo agradable. Estas canciones propuestas o incluidas en el ‘Sephardic Legacy’ no obedecen a un epígrafe. Simplemente son canciones que merecían estar allí por su belleza y su riqueza, por aquello que cuentan”.
Un patrimonio de sabor mediterráneo
Experta y apasionada de la música judeoespañola, Mara Aranda llegó a vivir en 2006 una temporada en Estambul para empaparse de la comunidad sefardí local.
Gran parte del atractivo de esta tradición musical, señala, parte además de su carácter de patrimonio común de diversos pueblos, no solo del judío.
Precisamente hablamos de canciones compuestas ya en la diáspora, en Marruecos, Bulgaria o Tesalónica, recuerda.
“Hay una especie de información que ha circulado que no hace honor a la realidad histórica.
Muchas veces se suele vincular el repertorio sefardí a lo medieval.
Precisamente porque el pueblo sefardí sale de la Península en el siglo XV, y se supone que su producción musical es anterior. Esto es bastante inexacto, puesto que la mayor parte del repertorio sefardí que se conserva está compuesto, creado ya en la diáspora, a partir del siglo XV.
Claramente, lo que vemos en estas muestras, en las que tenemos música pero también letra, es la influencia de los pueblos que acogen a los judíos españoles y portugueses”.
Esto no quita que la música sefardí sea también un patrimonio claramente español, las letras están, a pesar de los aportes de otros idiomas, en ladino.
Sin embargo el legado anterior a la expulsión se ve reducido a la tradición literaria y no está musicalizado, comenta Aranda.
“Lo que sí hay es romances, hay algún tipo de referencia literaria que los sefardíes conservan en la memoria y que sí son antiguos, sí son anteriores al siglo XV, pero estos son narrados, se conserva la parte de las letras, digamos del poema.
Esto sí es claramente anterior al siglo XV porque pertenecen además al Romancero Viejo, que es como lo conocemos”.
La instrumentación y los arreglos tradicionales darán asimismo un sabor de autenticidad al concierto.
Mara Aranda, que también es percusionista, actuará acompañada de la Ensemble Pelegrí, compuesto por Jota Martínez, al laúd, Abel García, a la zanfona, y Eduard Navarro, a la viola de teclas, entre otros instrumentos.