El artista español es capaz de vender un millón de copias de un disco de sonidos barrocos.
«Las músicas de un pueblo son las que deciden su alma, y nos emocionan y sobreviven, porque son las que nos han salvado».
Tras 52 años de carrera en los que ha excavado en las entrañas de cada música primigenia para encontrar sus fuentes y cómo éstas se mezclaron en las travesías de los grandes viajeros y en las diásporas, Jordi Savall es un catalán que ha llegado a conclusiones propias.
En el Nuevo Mundo, ese encuentro de culturas dio pie a leyendas sorprendentes, que recogieron los cronistas de Indias, como aquellas que cuentan que los indígenas guaraníes, del sur de Paraguay, cerca de la provincia de Misiones (Argentina), convirtieron las arpas que les habían traído los predicadores jesuitas en sus objetos de culto: en nutridas procesiones, desfilaban con los instrumentos sobre las andas en las que se cargan las imágenes de los santos.
La música se abría camino a la par con el adoctrinamiento religioso.
Reconstruir y recrear esos encuentros ha sido una constante en el trabajo de este intérprete de la viola da gamba.
Su impacto se ha visto reflejado en el inmenso catálogo musical que ha publicado desde los años 70 y en encabezar la utopía de popularizar la música antigua.
Sus conciertos en todo el mundo se llenan rápidamente: en Bogotá ya ha hecho la proeza de agotar boletería de la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango en apenas unas horas.
Y uno de sus discos, que fue banda sonora de la cinta francesa Tous les Matins du Monde (1991), vendió más de un millón de copias.
Dicho en términos non sanctos, es un ‘rockstar’ de la música de la Edad Media.
Savall y su proyecto ‘Hespèrion XXI’ se presentarán hoy en el Teatro Mayor, de Bogotá, en compañía del grupo mexicano Tembembe Ensamble Continuo, para dar nueva vida a las folías (melodías de finales del siglo XV) antiguas y las criollas, que se gestaron al combinarse sonidos del Viejo Mundo con los del Nuevo.
«Mostramos los lazos que hay, extraordinarios -explica el músico-.
La conclusión es que el camino no fue solamente de ida, sino de ida y vuelta.
No solo los españoles trajimos músicas, sino que de estas mezclas surgieron sonidos que en un momento pensamos que eran españoles, pero no lo eran.
Por ejemplo, habíamos pensado que la chacona era una danza europea, pero un testimonio del año 1600 nos confirma que llegó del Nuevo Mundo.
Lope de Vega escribió de la chacona: ‘Esta indiana amulatada que nos viene de las Indias’ (…). Hubo un verdadero diálogo. Lo mejor que hicimos los españoles en el Nuevo Mundo fue la música, casi todo lo demás fue un desastre».
En este concierto, recreará folías de compositores españoles como Juan del Encina y Gaspar Sanz, y las conectará con los sones, jácaras y danzas huastecos, jarochos, transmitidos por tradición oral, para demostrar esa hermandad sonora e histórica.
Lo que más me ha impresionado es ver cómo aún se conservan tradiciones que son prácticamente iguales a como eran hace 400 años. Esto es algo absolutamente único, y ha sido posible en zonas de América Central, pueblos que quedaron bastante aislados de las modas, y cuyas manifestaciones se resguardaron muy puras desde el siglo XVII -anota-. Las músicas no se escribían y se tocaban improvisando; esa es una constante de las tradicionales, mientras que en la música clásica hemos perdido el sentido de la memoria y tenemos que anotarlo todo, porque si no, lo olvidamos».
Cada proyecto discográfico de Savall es una aventura que supera la idea misma de hacer un disco: se trata de una exploración histórica que él consigna con todos los detalles (partituras, códices, testimonios, análisis de las épocas y los entornos de cada protagonista, recreaciones de textos en arameo, hebreo, náhuatl, árabe, etc.) en los libros que son el exquisito complemento de las grabaciones.
Con el sello Alia Vox, ha prensado la mayoría de sus discos; en ellos recoge los pasos de viajeros como Francisco Javier, Don Quijote o Cristóbal Colón, entre otros.
«Lo constante que he encontrado en todas las músicas tradicionales es que son sobrevivientes del paso del tiempo y del olvido, porque han ayudado a las gentes que las cantaban a sobrevivir a circunstancias difíciles, momentos trágicos. Las músicas las han salvado, y por eso las han conservado durante siglos y aún hoy nos tocan profundamente el alma», cuenta.
Por ello les ha dado tanta importancia a las tradiciones sefardí, céltica, islandesa, catalana, de Armenia y del Mediterráneo.
A lo largo de estas exploraciones históricas lo ha acompañado su esposa, la soprano Montserrat Figueras, quien le dio al ensamble Hespèrion XX (que luego se llamó Hespèrion XXI, con el cambio de siglo) el color del canto llano.
Por esta razón, este concierto en Bogotá resulta ser muy significativo para Savall, pues se produce tras un año de la partida de la cantante, el 23 de noviembre del 2011.
«Ella me ha acompañado prácticamente toda la vida, 45 años. Esta es una forma de recordar que ella está con nosotros a través de la música y nos acompañará siempre».
Aunque Savall ha venido en varias oportunidades al país, realizar este recital será como dar una gran vuelta al ciclo de su carrera: fue gracias a Montserrat y al clavecinista colombiano Rafael Puyana como Savall se hizo violagambista, hace 47 años.
«Cuando terminé mis estudios de violonchelo, hice un curso en Santiago de Compostela con Puyana. Yo hacía música de cámara y barroca con violonchelo, y él me dijo: ‘¿Por qué tocas esta música así, si es para viola da gamba?’. Y desde ahí apunté en mi agenda ‘buscar una viola da gamba’.
Viajé a Barcelona y en el tren iba pensando cómo conseguir una y, el mismo día que llegué, me llamaron de un grupo a preguntarme si yo quería tocar con ellos este instrumento. En ese grupo cantaba Montserrat, que había tomado clases de chelo conmigo. Tal fue la coincidencia.
Sin ellos dos, yo no habría tocado la viola da gamba. Y así empezó todo».
Han seguido los pasos de los Savall sus hijos, la arpista Arianna y el guitarrista Ferrán, quienes también han grabado para Alia Vox.
Jordi Savall actuará hoy por primera vez en el Teatro Mayor, de cuya acústica, dice, ha oído buenos comentarios. Pero el tema no le preocupa, pues, pese a ser música antigua, no tiene las limitaciones de proyección del sonido que tiene, por ejemplo, una pieza de John Dowland.
«Las músicas como las de este concierto tienen mucha vitalidad, virtuosidad, son músicas espectaculares, con mucha percusión e improvisación. Tienen esa proyección porque (con ellas) se hacían fiestas, a veces para 500 personas».
Montserrat Figueras
Su campañera de vida y de búsqueda sonora…
El legado de la soprano catalana, que junto con Savall fue alumna de la Schola Cantorum Basiliensis, en Suiza, en los 60, y luego formó con él Hespèrion XX (1974), subsiste en el sello Alia Vox.
En el obituario que le dedicó ‘The New York Times’, destacó «el sonido inimitable y el tono apasionado y oscuro» en grabaciones que hizo de Monteverdi, y en especial del villancico catalán ‘El Cant de la Sibil-la’.
La artista falleció a los 69 años en Bellaterra (España), el año pasado.
Escrito por Carlos S.
Gracias por el artículo, es muy completo. Me alegra que menciones, también Tous les Matins du Monde, precisamente he estado viéndola estos días. Qué preciosidad, qué música, qué sonidos…
MAESTRO SAVALL…
Buen dia
exelente articulo, gracias por publicarlo, creo que todos estamos deacuerdo en que la gestion de Maestro Savall en materia de musica antigua ha sido de gran importancia para rescatar y divulgar esots sonidos ya perdidos en el tiempo, un hombre que ha dedicado toda su vida a la musica anterior al siglo XVIII es sin duda un personalidad exepcional.
quiero aproposito de la publicacion hacer un aclaracion, con el mayor respeto claro esta, en cuanto a la presentacion del Maesto Savall y el Temembe Ensamble Continuo de Mexico, dicho recital «las folias del viejo al nuevo mundo, Folias criollas» se llevó a cabo el pasado 21 de Noviembre de 2012, esta semana el Maestro se encontrará en Francia presentando su ultimo trabajo «Les cycles de la vie, Musiques des Balkans».
Saludos desde Colombia.