Si hay algo que nos demuestra que la música antigua está más viva que nunca son obras como la opera prima en solitario del teclista Javier Núñez à modo Italiano, un maravilloso trabajo centrado en la música para clave italiana, y especialmente napolitana, de los siglos XVI y XVII. Dejando de lado la elevada calidad de la interpretación, el cuidado en la selección de piezas y en la presentación de la obra, que incluye un erudito ensayo introductorio a la música y su época, configuran un producto sólido y atractivo que logra transmitir la pasión de sus creadores por el instrumento y por la forma en que fue utilizado en la Italia renacentista.
Javier Núñez pertenece al conjunto Accademia del Piacere, cuyo director, Fahmi Alqhai, ha ejercido de productor del CD, que ha sido editado por Cantus Records, un sello con un catálogo más que interesante al que todo aficionado a la música antigua debería seguir de cerca.
Reconoce Núñez que su proyecto parte de una cita del músico de la época Giovanni Maria Trabaci, cuyas composiciones están presentes en el disco, que se refirió al clave en los siguientes términos:
“Porque el Cémbalo es Señor de todos los instrumentos del mundo, y en él se puede tocar cualquier cosa con facilidad.”
El objetivo, esta vez en sus palabras, ha consistido en reflejar una música “fascinadora y emocionante” plena de “belleza y originalidad”. Y en efecto, así se percibe en su interpretación del disco.
A pesar de que el repertorio parte de la escuela napolitana de clave, el autor ha querido plasmar también otras obras y autores relacionados con ella dentro del abanico temporal que va del año 1500 hasta el 1700.
Refiere Javier Núñez en su apasionante ensayo que la fragmentación geopolítica de la Italia de los siglos XVI y XVII, plasmada en ciudades estado de distintos tamaños, condicionó asimismo la fragmentación territorial de las manifestaciones culturales, entre ellas la música. Este hecho da lugar a la existencia de diversas escuelas dentro de la música para tecla, como la veneciana, la romana, o la que nos ocupa, la napolitana.
La historia de la escuela napolitana de clave parte de dos obras: el Libro primo di ricercate de Rocco Rodio y la Intavolatura de Cimbalo de Antonio Valente, una libro publicado en 1576 que se basa en un sistema de tablatura inédito en la Italia de la época pero relacionado con la denominada cifra española, que era utilizada por Antonio Cabezón, entre otros. Precisamente, Javier Núñez abre el disco con dos piezas de Valente.
El siguiente hito en este viaje por la música para tecla napolitana es el flamenco Giovanni de Macque, organista de la capilla virreinal de Nápoles y posteriormente en 1599 maestro de capilla, cuya producción musical supone un punto de inflexión que abandona las formas renacentistas de Rodio y Valente para adentrarse en un terreno más moderno.
No obstante, relata Núñez que la cumbre de la música para tecla napolitana llega de la mano de dos alumnos de Macque, que escribieron dos libros de piezas cada uno, y que ocuparon los dos el cargo de organistas de la Capilla Real de Nápoles. Se trata de Ascanio Mayone y del arriba citado Giovanni Maria Trabaci.
Hacia 1615 la escuela napolitana comienza a perder uniformidad; desciende la producción de libros de música por la apatía en la que entra la actividad musical a raíz de la crisis y de una epidemia de peste. La siguiente generación de músicos ya no mantendrá los cánones estrictamente napolitanos de las piezas para tecla y sus obras son heterogéneas. Es el caso de Giovanni Battista Fasolo, Gioanpietro del Buono, Giovanni Salvatore, Bernardo Storace o Gregorio Strozzi. Las composiciones de estos tres últimos están presentes en à modo Italiano.
Javier Núñez ha querido acompañar su interpretación a la clave con dos instrumentos que gozaban de gran popularidad en la época: el arpa doppia y el colascione. No es capricho, dado que este tipo de arpa está incluida en las composiciones de Mayone, Trabaci e incluso de Gregorio Strozzi. Por otro lado, el colascione es una especie de laúd de origen turco y mástil largo asociado a la música popular en la Italia de la época.
En el disco el arpa doppia es interpretada por Sara Águeda y el colascione por el violagambista Fahmi Alqhai. También está presente la percusión de la mano de Pedro Estevan.