El conjunto de ministriles  ONIRIA  presenta el próximo 11 de Julio en el teatro Cervantes de Málaga su programa «Ministriles del nuevo mundo» dentro del IX festival de música antigua de Málaga.

Este programa trata sobre la implantación por parte de los colonos europeos y posterior proliferación (en la que intervinieron músicos nativos americanos e incluso esclavos africanos) de las capillas de ministriles en Iberoamérica.

Existen numerosas referencias sobre este tema en crónicas y actas a lo largo de la historia.

Hay historias curiosas como la que relata el primer obispo de Honduras Cristóbal de Peraza (1485-1553) en su «Relación de las provincias de Honduras e Higuera» de 1544.

En ella cuenta como Hernán Cortés se encaminó a trvés de la selva para capturar a su enemigo Cristóbal de Olid.

En la misión se llevó consigo inexplicablemente a cinco ministriles (2 chirimías, 2 sacabuches y bajón).

Los víveres se acabaron y pronto se comieron los caballos de la expedición.

Pero cuando también se acabaron los caballos, se vieron obligados a practicar canibalismo.

Bartolomé Medrano (único músico superviviente y que posteriormente fue ministril de la catedral de Toledo desde 1531) contó a Peraza como él mismo junto a otros se comió el cerebro y los intestinos del sacabuche Montesinos y el ministril Bernardo Caldera.

El cronista Fray Diego de Besalenque (1567-1630) nos relata la historia acaecida en 1588 sobre el ministril nativo Antón Trombón (hoy personaje mítico de la villa de Yuriria): cuando llegó a casa tras sus tareas como músico, fue informado de que la tribu precolombina de los chichimeca había atacado su pueblo haciendo prisioneros a casi todos los aldeanos incluyendo a su familia.

Antón decidió perseguir a los raptores armado únicamente con una trompeta.

Cuando la hizo sonar en mitad de la madrugada los chichimeca huyeron despavoridos de su campamento pensando que se trataba de los toques de trompeta del general Alonso de Sosa.

Los prisioneros fueron liberados y Antón Trombón fue liberado en Yuriria como un héroe.

También existen referencias sobre la existencia de ministriles esclavos, como la capilla de de esclavos negros constituida en la catedral de Santiago de Cuba en 1682 siendo maestro de capilla Domingo Flores, quien encargó la instrucción musical de los esclavos al canónigo juan Cisnero Estrada y Luyando, los ministriles de galera a los que se refiere Felipe II en una carta a sus hijas fechada el 10 de Julio de 1581 en Lisboa «lo más es que con unos ministriles que son esclavos de la galera que son muy buenos y tañen muy bien muchos instrumentos«, o los «ministriles negrillos» de Felipe IV que amenizaban las veladas en el palacio del buen retiro de Madrid entre 1630 y 1640.

El repertorio a interpretar pretende reflejar este mestizaje seña de identidad del programa, alternando piezas de españoles que se establecieron en las capillas musicales americanas como el granadino Pedro Bermúdez o el malagueño Juan Gutiérrez de Padilla (del que se interpreta una «guinea» o «negrilla«: villancico que retrata a los esclavos guineanos llevados al nuevo mundo, imitando sus ritmos y su forma de hablar español); autores que intentaron aunar tradiciones europeas y amerindias como Juan Pérez Bocanegra y su célebre «Hanacpachap» (un himno para la virgen basado en un canto inca precolombino dedicado a la diosa Pachamama -que podríamos traducir como «Madre tierra»-  que es además la primera música publicada en América, en 1631); o maestros nacidos en América como Francisco López Capillas o Don Juan de Lienas (del que se especula que fuera un criollo con antepasados pertenecientes a la realeza azteca, ya que en las actas se le nombra con el título aristocrático Don, y la corona española solo concedía ese título a príncipes indios y en cualquier caso nunca a un músico de capilla, ya hubiera nacido en España o América).

 

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