Algo nuevo y algo prestado: en los años en que vivió Haendel, era corriente usar una melodía ya existente apropiándose de ella. Los Grand Concertos, más conocidos como concerti grossi (opus 6), contienen una sorprendente cantidad de material original, pero también algunos préstamos, como en las ‘memorias de anécdotas musicales’, escritas con un intenso lirismo y cierto sentimentalismo, hasta entonces ausente en su música instrumental. Su operístico Concerto nº 8, escrito en la tonalidad de do menor, es uno de los más dramáticos de la colección y posee una de las estructuras más interesantes. Empieza con un movimiento basado en el motivo principal de una ‘allemande’ compuesta por Johann Mattheson, incluida en sus Pièces de clavecin (publicadas en Londres en 1714, el mismo año de los conciertos de Corelli).
Eduardo López Banzo y su ensemble, Al Ayre Español, están a punto de lanzar un doble SACD en el sello holandés Challenge Classics que recoge una selección de este opus 6.
Los Componimenti Musicali de Gottlieb Theophil Muffat, compositor con el que Haendel intercambió música en la década de 1730, le dotaron de algunas ideas desde las cuales también construyó fabulosos movimientos orquestales para estos conciertos. ‘Él toma guisantes de otros compositores y los transforma en diamantes’ acostumbraba a decir, ciertamente, el compositor William Boyce al referirse a Haendel. No podría ser más cierto si observamos el uso que hace Haendel de estos préstamos.
La interpretación de Al Ayre Español, expertos en el rigor musicológico, firmemente propuestos a dar un nuevo aliento a la música del pasado haciendo que la música antigua suene como recién compuesta, provocará que nos demos cuenta de la plácida belleza de estas composiciones, sean originales o ‘prestadas’.